Rusia 2018 ya tiene a su figura excluyente

¿Pero cómo? Si apenas comenzó la segunda fecha de la fase de grupos. Si apenas hay dos selecciones clasificadas para octavos de final.

No importa, no hace falta esperar a ver quién será el campeón o el goleador. La figura de la Copa del Mundo se consagró incluso días antes de que el torneo comience.

Señoras y señores, con ustedes el traductor de los teléfonos celulares. Salvador y único héroe de los cientos de miles de hinchas de 31 países que visitan Rusia para la Copa del Mundo.

Para dónde uno mire, hay algo para ver y fotografiar. Un paisaje, un monumento, un edificio histórico, alguien pidiendo comida o indicaciones para llegar a algún lugar.  Usando a su teléfono como traductor. Simplemente porque el ruso es un idioma tremendamente complicado para entender.

Pedir comida, preguntar el precio. Todo, mostrando el celular.

En el Shawarma House, un puesto callejero en el medio de una inmensa reserva natural, volviendo del Fan Fest post Argentina – Islandia, dos jóvenes rusos intercambian opiniones con dos árabes sobre cervezas, mujeres y lugares para conocer, mientras esperan ordenar su comida.

En el Metro, preguntarle a un policía por el andén para llegar al estadio Luzhniki. En el estadio, preguntarle a un hincha qué canta la hinchada luego del primer gol ruso frente a Arabia Saudita en el partido inaugural.

Cientos de escenarios distintos con un protagonista en común: el traductor, mayormente de Google. Incluso la herramienta que fotografía un cartel o un menú y la aplicación la traduce de inmediato. También para llenar el formulario de registro de residencia ante las autoridades del país.

Muy pocos son los rusos que hablan inglés. La mayoría no lo habla y no lo entiende. Apenas si se siente en condiciones de responder a la preocupada pregunta de un transeúnte extranjero que trata de regresar a su hotel o departamento.

Incluso, a la hora de usar el Yandex para pedir un taxi o consultar cómo llegar a algún lado en el Metro. Uber, por supuesto, está presente, pero no con autos “civiles”, sino ploteados con los colores de la empresa prohibida en México y en constante conflicto con los taxistas en Argentina.

Uno hasta llega a extrañar algunas cotidianeidades de su tierra que, en Rusia, se convierten en complejas misiones. Como ir a imprimir unos papeles para viajar al día siguiente a Nizhny Vogdorov.

“En todos lados hay gente buena”, me dijo un primo mío desde Buenos Aires a través de Facebook. Una gran verdad, obvia, puede ser, pero reconfortante en el día a día tan lejos de casa.

Un joven, que habla inglés y que no parece estar ni cerca de los 30 años, se tomó el tiempo y la molestia de hacer de traductor en un centro de impresión y fotocopiado y regalarme una moneda edición limitada de 10 rublos. Todo un gesto y una demostración de gentileza y hospitalidad.

“En inglés vas a tener más chances de hablar con los jóvenes, la gente grande no lo habla”, me enseñó.

Daniel Arcucci, periodista, aseguró en Buenos Aires que Rusia 2018 sería el Mundial del streaming. Me permito agregar que también es la Copa del Mundo del traductor.

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